domingo, 15 de mayo de 2011

Sistema nervioso´-Cerebro


Los nuevos fármacos inhibidores de la coagulación y de la antitrombina reducirán el número de embolias, según Badimón


SEVILLA, 15 May. (EUROPA PRESS)

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   El director del Laboratorio de Investigaciones Cardiovasculares y Biológicas del Mount Sinai, en New York (EEUU), Juan José Badimón, que ha participado esta semana en Sevilla en el 'XLV Congreso de la Sociedad Andaluza de Cardiología', ha anunciado que la nueva familia de fármacos inhibidores de la coagulación y de la antitrombina "reducirán el número de embolias, mejorando así la calidad de vida de una sociedad cada vez más envejecida y, por tanto, con mayor problemas vasculares".
   En una entrevista concedida a Europa Press, Badimón ha explicado que el aumento de la esperanza de vida de la poblaciones occidentales está provocando un desarrollo de las enfermedades valvulares, lo que, unido a la necesidad de poner cada vez más stent (dispositivos metálicos o de tipo molecular que se introducen en las arterias para evitar su oclusión o el cierre), "está implicando a su vez un mayor uso de fármacos anticoagulantes que sen cada vez más seguros, efectivos y predictivos".
   Por ello, ha resaltado la nueva familia de fármacos inhibidores frente a otros anticoagulantes más clásicos que, como la warfarina, "es muy barato y efectivo, aunque su gran problema es que tiene un efecto impredictible".
   En concreto, este especialista ha explicado que la warfarina es un anticoagulante cuyo principal problema es que es fácilmente afectable ante simples cambios en la dieta. "Eso significa que una persona, pese a que pudiese estar en un nivel adecuado de trombina, el mero cambio de su dieta podría hacer que su nivel de trombina subiese o bajase", ha aclarado Badimón, quien ha dicho que "este efecto poco predictible supone que el paciente tenga que estar siempre muy monitorizado".
   A su vez, este problema de permanente monitorización, ha proseguido este experto del Mount Sinai, "suele provocar en el paciente que se termine cansando y abandone el tratamiento (poca adherencia), lo que puede llegar a provocar que se convierta en un enfermo hiperantiocoagulado, es decir, que puede tener una trombosis o una embolia". También puede provocar el efecto contrario, que se convierta en un paciente hipoantiocoagulado.
   Frente a ello, ha contrapuesto la nueva familia de fármacos, entre ellos los inhibidores del factor 10 de la coagulación y los inhibidores de la antitrombina (dabigatrán) "cuyo efecto es mucho más predecible, no requiriendo así el que el paciente esté permanentemente monitorizarlo, al menos por los datos que tenemos hasta el momento".
   "El paciente pone así menos de su parte, mejorando de esta forma la adherencia a su tratamiento", ha recalcado Badiola en su entrevista con Europa Press, quien además ha resaltado que estos nuevos medicamentos "no se ven ya modificados por la dieta, con lo cual teóricamente todo es más beneficio".
   No obstante, ha reconocido que el "único problema" de estos fármacos es que son costosos, aunque ha recordado que "hoy en día tenemos la relación coste-beneficio, donde se tiene en cuenta no sólo lo que cuesta el fármaco, sino lo que se ahorra en tratamiento posterior a un enfermo y, mucho más importante aún, lo que le supone a la familia del afectado, ya que puede ser muy incapacitante".
   Por todo ello, ha vaticinado que estos nuevos fármacos "van a suponer un salto cualitativo muy importante que, a la larga, se traducirá también en una reducción del impacto socioeconómico que supone la enfermedad cardiovascular".

PREVÉ QUE EN UNOS MESES LO APRUEBE LA EMEA

   "Los inhibidores del factor 10 de la coagulación y los inhibidores de la antitrombina se están presentando como una alternativa más segura y efectiva a la warfarina, posibilitando el tener un menor número de embolias, aunque a expensas de un mayor costo y de tomarlo dos veces al día", ha agregado.
   Para Badimón, se está ante un arsenal terapéutico "más seguro y efectivo", prueba de lo cual "ya está aprobado por la FDA y se prevé que se apruebe por la EMEA en unos meses", ha concluido.

Medicina Ortomolecular

Linus Pauling, que fue químico y Premio Nobel propuso el término Medicina Orthomolecular en 1968.
En la década de los setenta define el concepto de “enfermedad de la molécula” o como otros le llaman “enfermedad celular” cuando constata que un desequilibrio bioquímico y celular precede a las enfermedades clínicamente detectables.
Esta es la génesis de la Nutrición Orhtomolecular: modificar la concentración de los nutrientes vitales, induciendo una verdadera Reestructuración Biológica Celular.
La medicina orhtomolecular, nutrición orthomolecular o nutrición óptima es una terapia que acentúa el uso de las sustancias naturales encontradas en una dieta sana, tales como vitaminas, minerales dietéticos, enzimas, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, fibra dietética y ácidos grasos intestinales de cadena corta (SCFA), para la prevención y el tratamiento de enfermedades.
La medicina orthomolecular se centra en el papel de la nutrición apropiada en relación con la salud. La nutrición óptima afirma que muchas dietas típicas son escasas para la salud a largo plazo.
La nutrición es el primero en los diagnósticos y tratamientos de medicina orthomolecular, y los medicamentos se utilizan solamente para indicaciones específicas.
La medicina orthomolecular se define como la disposición de la constitución molecular óptima, especialmente la concentración óptima de las sustancias que están normalmente presentes en el cuerpo, para los propósitos de tratar la enfermedad y de preservar la salud.
La suplementación con dosis relativamente grandes de vitaminas se da a menudo y la terapia conocida por el nombre de “terapia de megavitaminas” ha llegado a asociar popularmente con este campo. La terapia de megavitaminas es la administración de cantidades grandes de vitaminas, a menudo muchas veces mayor que la cantidad diaria recomendada.

Hipócrates-Padre de la medicina

Esclerosis lateral amiotrófica

      

domingo, 8 de mayo de 2011

Importancia de la medicina en la sociedad

La función social de la medicina comprende el procurar el bienestar de todo el conglomerado de la comunidad, el abordar el cuidado de la salud en general para conservar la integridad física humana, el velar por el entorno que rodea al hombre, el prevenir las enfermedades o afrontarlas para vencerlas o disminuir el dolor y en fin, el tratar de mejorar y prolongar los patrones de vida digna, tanto individual como colectiva.
Los valores más importantes del ser humano son la vida y la salud; los actos médicos están orientados a cuidar la salud con la máxima meta de preservar la vida, siempre dentro del más alto concepto de calidad y dignidad.
Quienes se dedican al noble ejercicio de la medicina debieran ser las personas más capacitadas, las más correctas a toda prueba y al mismo tiempo las de mayor sensibilidad humana, con espíritu de cooperación y de servicio a la colectividad.
La profesión de la medicina se estimó como un apostolado que requiere cierta dignidad y dedicación total por tanto necesita estabilidad en un rango superior con especial consideración y confianza de parte de la ciudadanía.
La suprema excelencia del médico se logra cuando su virtud se demuestra en la práctica profesional con decoro, arte y dignidad social y moral.
La comunidad le exige al médico suficiente preparación científica, habilidad en su arte, idoneidad profesional, gran moralidad y cierta proyección social en el ejercicio de sus funciones.
Así mismo la sociedad debe procurar que el médico disponga de los elementos indispensables para el ejercicio de la profesión y cuente con un nivel económico y social digno en relación con su alto rango cultural, científico y de responsabilidad dentro de la comunidad, sin privaciones ni exageraciones.
La verdadera vocación médica significa una disposición constante y permanente del ánimo hacia las disciplinas médicas, tales como interés por la ciencia, anhelo de aprovechamiento para bien de la comunidad, mediante el ejercicio ético de la profesión y el hábito investigativo.
El espíritu médico comprende tres fundamentos: técnica científica, sensibilidad profesional y amplitud filosófica.
El médico, para cumplir con el principio ético-científico de la medicina, debe poseer una vocación humanitaria profesional, conocimientos científicos y habilidades profesionales actualizadas en todo momento, que le permitan ofrecer el cuidado necesario a los enfermos de manera segura, digna, honorable y en lo posible altruista.
El fundamento de la deontología médica: curar algunas veces, aliviar con frecuencia, consolar siempre.
El ganarse la confianza del enfermo es la condición indispensable para estimular el sentimiento del alma y disponerlo favorablemente para el restablecimiento de la salud y la buena relación médico-paciente.

Despedida al gran neurocirujano Salomón Hakim

El jueves la medicina colombiana registró un a de sus más grandes perdidas, luego de ser anunciada la muerte del doctor Salomón Hakim, quien trabajó extensamente en el campo de la cirugía del cerebro.
El Dr. Hakim murió en Bogotá en las primeras horas del jueves, al parecer debido a un coágulo de sangre en la cabeza.
Tenía 81 años, y era considerado como uno de los pioneros en Colombia en dedicarse al campo de la cirugía del cerebro, celebremente recordado por la valvula que lleva su nombre, la “válvula de Hakim”, pero sin duda alguna su mayor virtud fue el altruismo y la humildad que demostró con sus pacientes de clases menos favorecidas.
Después de la invención de la “válvula de Hakim”, una válvula desarrollado más de 50 años para extraer el líquido sobrante del cerebro, que se llama hidrocefalia, el médico alcanzó el reconocimiento en todo el mundo.
También es reconocido en el mundo médico para identificar una condición llamada “síndrome de Hakim,” una forma de demencia senil, que podrían curarse con la válvula que él creó.
Dr. Hakim pasó muchos años investigando la mecánica de la cavidad intracraneal, así como a trabajar como profesor en varias universidades.
Nacido en Barranquilla en 1929 a una familia de inmigrantes libaneses, estudió medicina en la Universidad Nacional en Bogotá, donde recibió su doctorado. Más tarde estudió neurocirugía en la Universidad de Harvard antes de regresar a trabajar en Colombia.
Por su trabajo de investigación que recibió numerosos premios y honores.